Cámaras termográficas industriales

Para encontrar una cámara térmica que se ajuste a tus necesidades necesitas tener en cuenta estos factores si buscas tener una experiencia agradable:

Resolución: Aquí no hay vuelta de hoja: la nitidez de la imagen importa, y mucho. Si necesitas detectar temperaturas con precisión quirúrgica, una resolución alta te ayudará a encontrar hasta el detalle más minúsculo. Esto es especialmente útil si estás metido en temas industriales, donde cada pequeño detalle cuenta.

Sensibilidad térmica: Este punto es como el olfato fino de un perro rastreador. Mientras más pequeña sea la diferencia de temperatura que pueda detectar, más precisa será la medición. Si ves valores bajos en esta característica, estás en el camino correcto.

Frecuencia de actualización: No lo vas a notar a simple vista, pero si vas a trabajar con movimientos rápidos, necesitas que la cámara tenga una buena velocidad para captar todo en tiempo real, sin que se vea como un pase de diapositivas. Es algo que se siente más que se explica.

Facilidad de uso: Si eres nuevo en esto, no te compliques la vida. Ve por algo que tenga una interfaz que no te haga romperte la cabeza. Todo lo que facilite el trabajo y lo haga más intuitivo se va a notar cuando estés en plena faena.

Durabilidad: Aquí no hablamos solo de que sea resistente, sino de que aguante la batalla en entornos duros. Si planeas usarla en fábricas, exteriores o situaciones donde todo se pone complicado, necesitas algo que esté hecho para durar.

Portabilidad: Este es un extra que mucha gente subestima. Hay modelos que caben en la palma de tu mano o que se conectan directamente a tu teléfono, y en algunos casos, esto puede ser un punto a favor enorme. Especialmente cuando tienes que moverte mucho o trabajar en espacios pequeños.